Hace unos 10.000 años, cuando se retiraron los hielos de la última glaciación, paulatinamente el clima se fue templando. En el sector de levante de la Península Ibérica, y en toda la zona costera del Mediterráneo, se instauró un clima nuevo y singular que ha llegado hasta nuestros días: el clima mediterráneo.
Collserola se encuentra en plena área de influencia mediterránea, que se caracteriza por un invierno suave, sin demasiados fríos, un verano caluroso y seco, sin precipitaciones, determinados ambos por el anticiclón de las Azores, y unas estaciones de transición (primavera y otoño) borrascosas con lluvias muy concentradas y bastante irregulares, tanto en el mismo año como de un año para otro.
En Collserola, a pesar de las generalidades anteriores, es evidente la existencia de microclimas, es decir, de variaciones climáticas locales importantes. Influyen en ello varios factores: la topografía del terreno, el efecto termorregulador del mar, las variaciones altitudinales, el grado de insolación de las laderas, el recubrimiento vegetal, etc. Todo esto hace que en invierno llegue a haber diferencias de más de 10 ºC de temperatura entre un lugar y otro.
Según los datos del Observatorio Fabra (432 m), la temperatura media anual se sitúa en torno a los 14 ° C. Los inviernos, no muy fríos, marcan una temperatura media que generalmente no baja por debajo de los 5 ºC, y los veranos, en torno a los 21 ºC.
En cuanto a precipitaciones, el total anual medio es relativamente alto, ya que alcanza los 621 mm, con dos períodos húmedos: otoño (octubre, 83,1 mm) y primavera (mayo, 60,4 mm) y una intensa sequía estival (julio, 10,6 mm).
Los datos recogidos durante los últimos diez años en la estación meteorológica del Consorci marcan una temperatura media anual de 14,1 ºC y una media de precipitación anual de 526 mm. De mayo a septiembre, la pérdida hídrica por evaporación supera la precipitación, sobre todo en los meses de julio y agosto, cuando el riesgo de incendio es máximo.